lunes, 24 de diciembre de 2007

El periodismo no está de moda

Diciembre 2007.
Poca investigación en programas televisivos


Los canales privados de televisión se regocijan con sus producciones nacionales, casi todas de entretenimiento. Los periodísticos son una minoría y luchan contra un mercado donde se argumenta que no hay recursos. Pero parece, tampoco hay ganas.

No es costumbre hacer periodismo de investigación en este país. Menos en televisión, donde la primera preocupación es la imagen, y muchas veces puede resultar tedioso repasar documentos ante cámaras. Entonces la gente se aburre y juega a hacer zapping.
Son pocos los periodísticos que se logran mantener en pantalla. El único que está hace cuatro años al aire es Código País (Canal 12), con un estilo sobrio, pero sin llegar a parecer un programa de radio grabado para televisión. Pan y Circo (Canal 10) empezó este año, pero mantiene muchas características de su formato anterior, Zona Urbana (Zur), que nació en el 2003 y creció con el infotainment como regla básica. Ambos llevan como consigna hacer investigación en televisión, aunque los caminos no se parezcan nada más que en el objetivo.
Hubo programas que fueron efímeros este año, y que argumentaron ser ciclos de ocho transmisiones: El pueblo quiere saber, Memoria colectiva y Sin censura, en Canal 10. El caso más polémico de Canal 12 en cuanto a libertad para investigar, fue Lanata.uy, que duró sólo nueve emisiones en el 2005.

La excepción confirma a la regla
“Todo periodismo es de investigación”, aseguró el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Esta simple frase, generó aliados y enemigos.
Debe ser iniciada por el periodista, no por la policía ni la autoridad judicial, se refiere a un tema de interés público que los involucrados intentan mantener oculto: definió el periodista argentino Daniel Santoro, en un taller sobre el asunto que dio en México, hace ocho años.
Si le hacemos caso a García Márquez, vale lo mismo el esfuerzo del aquel que trabajó un mes en un tema que el que dedicó tres llamadas por teléfono para salir al aire treinta minutos después. El periodista de La República, Roger Rodríguez se preguntó en voz alta si “¿hacer una nota grande y larga es investigación?”.
Marcelo Jelen, columnista de La Diaria, sostiene que no todo periodismo es de investigación, y ejemplifica: “Cuando estás editando 10 horas por día no hacés investigación, pero sí periodismo. Es como cuando alguien le arregla la pata a una mesa: eso no lo convierte en carpintero”.
En Uruguay, para lamento de García Márquez, se podría decir que la mayoría del periodismo no es de investigación; porque se nutre de una retroalimentación constante de los demás medios. Los informativos televisivos y radiales de la mañana leen los diarios, los del mediodía intentan conseguir algún dato nuevo, para que los portales de Internet lo levanten. Todos se regalan información, pocos se acuerdan de citar y ninguno se dedica a ir a fondo del tema. Por eso, es que los programas que intentan investigar, por más mínimo que sea el esfuerzo, son consagrados por sus responsables como “el periodístico” del canal. Son los menos entre el total de la programación. Incluso hay más dedicados al deporte que al periodismo de investigación.

Una cuestión de tradición
La televisión no es una excepción dentro de los medios de comunicación uruguayos. Ni en prensa ni en radio se investiga, por lo menos, no hay “publicaciones de investigación”, dijo Rodríguez.
Si es difícil de por sí hacer investigación periodística, más lo es cuando hay que darle un contenido audiovisual y transmitirlo por el medio más masivo de todos.
“En nuestro país, no hay cultura de investigar en el periodismo en general”, dijo Alfonso Lessa, gerente periodístico y de noticieros de Canal 12, agregando las dificultades propias de la televisión: “hay temas que no rinden, la imagen muchas veces no es fácil de conseguir, en un medio escrito con una buena nota y una foto está solucionado”.
El Canal 10 apuesta todas sus fichas hace cuatro años al mismo periodista que se plantea, según la web oficial, “informar entreteniendo”: Ignacio Álvarez. Zur terminó el año pasado para dar entrada al actual Pan y circo, confirmando así su interés por usar el infotainment como método de trabajo. “Hay una opción macro que es tener de todo un poco: mezclar distintos tipos de notas”, indicó Álvarez, “desde una entrevista a Claudia Fernández hasta un viaje a los territorios palestinos”.
Canal 4 se ha quedado un tanto atrás que el resto: hoy en día no tiene ningún programa que se dedique al periodismo de investigación. “Es viable, perdón: es necesario”, se corrigió la nueva gerenta de noticias Carina Novarese. “Es positivo a nivel de tu imagen como canal, de seriedad, te da prestigio”. Novarese, que formaba parte del equipo de Código País el año pasado, asumió el cargo con sólo 36 años y augura que para el 2008 habrá al menos un periodístico al aire.
Lessa coincide con Novarese en que “un programa periodístico es una necesidad para un canal de televisión”, dirigido a un público tomador de decisiones, como considera el de Código País.

Cada cual en su chacrita
Pan y circo es el programa estrella de Canal 10, el anterior Zur fue consagrado como el retorno del periodismo de investigación a la televisión uruguaya. Sus constantes denuncias contra políticos e irregularidades en organismos del Estado, llevaron a que los televidentes uruguayos volvieran a ver periodismo, y en grandes cantidades. Una importante ayuda para la aceptación del público fue la conformación del panel: cuatro periodistas desacantonados, polémicos y jóvenes (en realidad, de una edad adulta que no llega a la vejez, como es habitual en los medios).
Zur terminó por decisión del equipo que lo había creado. “Zur hay uno. Son fenómenos que pasan una vez en la vida”, dijo Álvarez sonriendo.
La mutación que vivió el programa de Álvarez no dejó del todo contento al director de Subrayado, Nelson Fernández: “A mí no me gustó mucho Pan y circo, prefería la fórmula de Zur: como que no entendí el nuevo formato”. Fernández se refiere, más que nada, a la parte internacional del programa: Álvarez, al ver que su equipo se reducía (pasó de tener tres periodistas a no tener ninguno), pensó que sería una buena idea hacer investigación en lo que llamó “lugares conflictivos”. “Yo creo que está bueno salir al mundo”, dijo el director de Subrayado, que conociendo el poco interés del público por la información internacional concluyó: “me parece que la especialización de cada uno debe ser mostrar la realidad de dónde vive”.
Lessa se dedicó a investigar varios aspectos de la dictadura uruguaya, que fueron publicados en diversos libros. Estado de guerra fue escrito en 1997 y en 2003 se hizo un ciclo de 10 programas de estilo documental en TV Ciudad (al cumplirse 30 años del golpe). “Creo que es histórico”, dijo satisfecho con su trabajo: “Haber escrito el libro significaba gran parte del camino hecho. Pero necesitaba entrevistas y material de archivo. Lo que no siempre es fácil en televisión”.
Es lógico que en Código País, como en cualquier programa semanal, se trabaje contra reloj: el tiempo del que dispuso Lessa en Tv Ciudad, no es ni parecido del que tiene en Canal 12 para sacar un informe cada siete días. “Quizá no hemos hecho toda la investigación que se puede, hicimos todo lo que creímos que estaba a nuestro alcance”.
Los perfiles están definidos. Por eso los dos programas funcionan, coexisten, porque son distintos. Pan y circo desde el nombre de la productora, ZUR Infotainment, ya avisa que incluirá entretenimiento y humor en las noticias. Código País se acerca más al estilo clásico, formal del periodismo, de saco y corbata.
“No me gusta hablar de la competencia. No sé si nos dirigimos al mismo público”, dijo Álvarez. “Hay cosas obvias: Código País no explota la veta del entretenimiento, no aspira a hacerlo. René Ombudsman (el personaje de Gustaf) y Gerardo nunca podrían estar con Aldo Silva. Y Aldo Silva nunca podría estar con ellos”.

Los de afuera no son de palo
Muchos periodistas que no hacen televisión tienen una visión crítica del medio, con distintos grados de moderación.
El periodista de La República, Roger Rodríguez, tiene más preguntas que respuestas: “El asunto es: ¿los diarios tienen que hacer entretenimiento o la televisión tiene que hacer periodismo?”, aunque en seguida aclara: “La televisión es show”.
Con diez años de televisión encima (Deporte total y Cerrá y vamos) y siendo el conductor de No toquen nada (Océano FM), Joel Rosenberg, entiende que existe el periodismo de investigación en televisión, pero no critica la calidad del mismo: “Yo no soy el tipo que mejor habló ni de Zona Urbana ni de Pan y Circo, pero les reconozco haberlo intentado en un principio”.
“Lo habitual aquí es que se disfrace el ‘periodismo de averiguación’ (presentar uno o dos o tres datos más o menos desconocidos y adornarlos con contexto y archivo) de ’investigación’”, criticó el columnista de La Diaria, Marcelo Jelen.
Los noticieros matutinos leen los diarios “por amarretismo”, aunque hace un reproche a la inversa: “los diarios siempre usaron data de los noticieros como insumo para la edición de mañana. Y no siempre la acreditaron”.
Rodríguez cree que la gente compra lo que le dan, que de haber más programas del estilo de Vidas, el público miraría eso. Se vuelve a preguntar por qué está de moda “determinado tipo de periodismo”, y se responde: “Dos tipos que hablen del tema, cuatro imágenes y caes en ir a mostrar el 40 semanas como si fueran los negritos de Sudán. Y los negritos de Sudán también son seres humanos”, criticó Rodríguez uno de los últimos informes de Pan y Circo. En esa ocasión, Jelen se refirió al programa de Álvarez en su columna de La Diaria (3 de diciembre) como “periodismo de mierda”.
Hay que invertir en un equipo numeroso para poder hacer un buen programa periodístico y no morir en el intento. No es lo mismo que escribir un informe especial, que lo puede hacer muy bien un solo periodista. “No es que los periodistas de radio y televisión sean peores, sino que tienen condiciones de trabajo diferentes”, indicó el columnista de La Diaria. “En los mercados gordos de otros países, la tele y la radio investigan, porque las empresas periodísticas tienen los recursos y la voluntad como para eso. O sea, los dueños de las cadenas tienen orgullo profesional y piensan como periodistas”. Osvaldo Pepe, secretario de Redacción del diario argentino Clarín, confirmó que tienen un equipo de investigación de cuatro personas, “pero se les suman en forma alternativa de otras secciones cuando la situación lo requiera”. Todos los domingos se publican tres o más páginas sobre un determinado tema.
El mismo éxito que estos programas consiguieron le “exigió” seguir manteniendo esos puntos. Es como el campeón de un mundial, en el siguiente se espera un buen desempeño.
Rosenberg asegura que esos puntos “no se pueden tener con un equipo de cinco o seis personas, cuando deberían ser 15”. Pan y circo cuenta con tres productoras periodísticas, pero con un solo periodista: el conductor del programa.


El dinero no es todo, pero cómo ayuda
Plantearse hacer un programa de televisión no es barato. Hay que pensar desde los sueldos de los profesionales y técnicos hasta los costos que puede implicar una investigación (transporte, telecomunicaciones, etc).
“La producción propia (en ficción) puede costar entre U$S 10.000 a 20.000 la hora. En le caso de la importada, el costo puede estar entre U$S 200 y 1.500”, confesó un ex director comercial de uno de los canales privados que prefirió el anonimato.
Rodríguez aseguró que sale más barato “ser repetidor de programas argentinos” que invertir en un producciones nacionales. Los números le dan la razón.
Telemundo envió el año pasado a la guerra del Líbano como corresponsal a Martín Sarthou. La intención del canal era involucrar más al espectador con temas que le son lejanos pero de interés mundial. “Fue una inversión muy grande, pero tenemos que ser realistas: tampoco podemos ir todos los días a cubrir una guerra, ni a seguir la pista de no sé que tema en Europa”, sostuvo Lessa.
Código País también ha hecho informes internacionales, pero más cercanos, en Argentina y Brasil. Esas decisiones las toma Lessa sin consultar a ningún otro directivo, aunque aclara, no hay un dinero destinado a hacer viajes.
Además de informar, se debe hacer negocio: “Vos sos una empresa, además de un medio de comunicación. Acá invertimos en capitales en tecnología, tenemos personal, compramos material, tratamos también de producirlo”, indicó Andrea Curcio, gerenta comercial de Canal 12: “Pero te tiene que dar negro, no te tiene que dar rojo, rojo le da al canal del Estado que hace el rol de la televisión culturosa y que nadie la ve”.
La verdadera apuesta a hacer periodismo en otros lugares del mundo, la hizo Canal 10. Pan y circo ofrece tanto informes internacionales como los locales a los que tenía acostumbrados Zur. “Tuvimos el apoyo del canal, como siempre”, contó Álvarez. Es uno de sus puntos fuertes, pero no en rating, sino en inversiones.


Quién te ha visto y quién te ve
Álvarez no reniega su interés constante por el rating: “Es cuánta gente ve tu trabajo y te dice si esto es bueno para la gente o no, si sirve o no”. Recordó que le decía a la producción del canal: “No esperen que el programa que haga el año que viene camine igual que Zur”, recordó Álvarez. Hoy en día, es uno de los tres programas más vistos de 10.
Es que los programas de Ignacio Álvarez siempre tuvieron alto rating: el miércoles 28 de noviembre, cuando salió al aire el informe del 40 semanas, marcó 10.9 puntos de rating según Ibope. Un punto de rating equivale a 11.937 personas, o sea, más de 130.000 uruguayos viendo a los vecinos del 40 semanas como negritos de Sudán, en palabras de Rodríguez.
Esa forma de hacer periodismo, “chocó de frente con el rating”, según Rosenberg, que resumió de forma clara: “El problema básico es que lleva mucho tiempo, mucho dinero, y para la televisión, muchas veces poco rating”.
El estudioso en fenómenos de masas Umberto Eco, afirmó en su libro Apocalípticos e integrados (de 1968) que “rating es sólo un número. Mide la cantidad de un auditorio. No mide la eficacia. No verifica siquiera si el espectáculo gusta a la gente”,
En Canal 12, están conformes con la audiencia de Código País, aunque no va en horario central: se emite los jueves a las 23, luego de algunos cambios de hora y hasta de día. “Tuvo que ver con los partidos de las eliminatorias de Argentina, lo que modifica nuestra programación”, dijo Lessa y agregó que no fue una decisión propia del canal. Aldo Silva, el conductor del programa, dijo en cambio, en entrevista con el portal Montevideo Comm, que se trató de un cambio en el horario de ShowMatch, el programa de Marcelo Tinelli, por su raitinero baile del caño. Silva lo aceptó: “son las reglas del juego. El gerente de programación, Eugenio Restano, me explicó cuál era el escenario y yo lo entiendo. Los canales pelean por el rating.”
Álvarez cree que cualquier programa está sujeto a la cantidad de gente que lo mira, en caso de desplomarse el rating de forma abruta, a no ser que haya estrategias comerciales, se quitará del aire. “Eso no está tan mal. Después escuchás ‘la masa puede crear cosas mediocres, y los productos de calidad que son valorados por unos pocos, desaparecen de la televisión’. Eso me suena medio pedante, soberbio, y habla de subestimar a la gente. Más de una vez lo escuché por parte de gente que se creen iluminados y que critican otros programas por ser masivos. La gente no es tarada. Si te ven dos gatos locos, así seas el mejor periodista del país, tu producto no está bien hecho”.
“Bueno, a Lanata audiencia no le faltaba”, dijo Jelen. El programa del polémico periodista argentino fue levantado “por mutuo acuerdo” según Canal 12, y por censura según el periodista. “Nunca en mi vida recibí tanta presión en la televisión como en el programa de Paco Casal (...) Estaban los gerentes del canal en la tribuna mirando”, confesó Lanata en entrevista con Esteban Zunin, autor de la tesis de grado El caso “Lanata.uy”, las limitaciones del periodismo televisivo en evidencia.
Silva está seguro que Código País está por fuera de la batalla de los números: “No es un programa que está o no está si tiene buen rating, como ha pasado en otros canales”. Aunque no debe preocuparse, porque no mide mal: 8,1 puntos según Ibope el jueves 29 de noviembre (poco más de 96.000 personas mirando). Pero es menos visto que Cámara Testigo, programa que sale antes y muestra situaciones “desde adentro”, como se define en la web de Teledoce. Silva aplaude el éxito de ese programa, pero a la vez le resulta raro salir al aire después de ellos: “Tiene unos índices de audiencia brutales. Nunca lo veo porque estoy preparándome para salir al aire. Confieso que no es cómodo para mí, es un tanto bizarro, un contraste interesante, primero las chicas semidesnudas y después aparezco yo, con mi pretendida imagen de seriedad...”.
Claro, mostrar cuerpos femeninos con poca ropa vende. El periodístico de Silva no estila usar esos temas, pero el de Álvarez sí: en setiembre mostró un video casero de una autodenominada vedette argentina practicando sexo oral.
Pan y circo es muy variado: los programas más visos del año fueron el de la entrevista a Abigail Pereira, la visita a la chacra de José Mujica y el informe sobre Casinos.

Interés público, interés privado
Las presiones son motivo de queja de los periodistas y de desmentido por los publicitarios. “Yo creo que las empresas rompen más las pelotas que los políticos”, dijo Rosenberg. Son cosas distintas: un político puede hacer un llamado para “sugerir” que no se investigue cierto tema, y una empresa, además de lo anterior, puede sacar la publicidad del medio.
“Llamar a un periodista para parar la investigación, no existe”, aseguró el presidente del Círculo Uruguayo de la Publicidad (CUP), Ignacio Vallejo. “En mi experiencia nunca se le dijo a nadie lo que tenía que hacer”.
Los canales, como empresas, deben dar ganancias: cuánta más audiencia tenga, más anunciantes conseguirá. “No sé si se puede pensar solamente en términos rentables”, indicó Novarese, gerenta de noticias de Canal 4; “Si tiene un programa no es tan rentable (por supuesto no debería dar pérdidas), pero le agrega otros ítems importantes, entonces sigue siendo positivo”. El periodista argentino Jorge Lanata resumió: “El alto rating trae publicidad y ahí te transformas en un buen negocio para el canal”.
Los avisadores de los canales envían “sugerencias” a los departamentos de prensa para el espacio informativo, por ejemplo de un nuevo producto de la empresa, según la tesis de grado de Shila Zyman, El imperio de la información visual, una mirada a los informativos privados en Uruguay.
Nelson Fernández, director de Subrayado, se enorgullece de decir que no: “No es lo que hacemos, sino lo que evitamos, lo que impedimos. No hacemos notas chivo, no hacemos favores políticos, notas empresariales”.
Las limitaciones para investigar pueden provenir de los anunciantes, dijo Roger Rodríguez, periodista de La República. “Si Pluna acaba de publicitar en mi medio por una buena cifra, y yo escribo una nota hablando mal de esa empresa, desde el Departamento Comercial me van a pedir que no les arruine el negocio. El problema es que haya gerentes de Pluna que estén dispuestos a levantar la publicidad según las noticias”.
Vallejo defiende que ese anunciante se retire del medio: “Es absolutamente normal. Si se está hablando mal de tu empresa, convendría que baje el perfil porque cualquier publicidad que tú hagas, juega en contra”.
Lanata.uy duró nada más que nueve emisiones al aire: la ocurrencia del periodista argentino de investigar a los que bautizó como “intocables”, trajo consigo el fin del programa. “Mi experiencia en Canal 12 demostró que todo se podía, menos tocar a los intocables”, dijo Lanata.
Ignacio Álvarez en cambio, dijo que siempre tuvo “total libertad” para la elección de los temas, es más, siente que su única limitación para investigar fue encontrar asuntos que rindan en televisión, es decir, a nivel masivo y con buenas imágenes. “Yo no puedo hacer un informe sobre un tema menor para un programa que va en horario central en Canal 10. Lo más difícil para mí no pasa ni por teorías conspiratorias, ni por censuras, ni escasez de recursos económicos. Me considero una excepción privilegiada de la televisión uruguaya”.
Aunque tampoco le fue fácil acceder a los temas que quiso, o mejor dicho, a las personas que se propuso entrevistar: “Hubo figuras del gobierno que no nos dieron entrevistas, pero sí lo hicieron en otros canales. Danilo Astori, Daysi Tourné, por ejemplo. Bueno, si es el peso que hay que pagar...”.
Según contó la fundadora y presidenta de MRM Publicidad, Montserrat Ramos, hay veces que son los propios medios los que censuran a la publicidad. En 1993 hicieron una campaña del sida, usando por primera vez la palabra preservativo. Ramos mandó la publicidad a todos los medios y recibió una llamada de El Observador: “‘Qué horrible, perdoná, disculpanos, pero nosotros no podemos publicar un aviso con un preservativo’, me dijeron, porque este diario es de corte tremendamente católico, es Opus. Me ofrecieron que me hacían notas de lo que quisiera, pero ‘esa’ palabra y ‘ese’ dibujito, nones”.
El presidente del CUP sostiene que cuando los periodistas son totalmente independientes y hacen buen periodismo, sin importarles las ideologías ni las presiones económicas “les va bien, chau. Si hay un programa de televisión que dice que los anunciantes le complican la vida, yo digo: mediocre, mediocre. ¿Sabes qué? Le va a ir mal.”

Es necesario el interés de los periodistas y de sus jefes para lograr trabajar en investigación. Hay que invertir tiempo, dinero, trabajo. A veces arriesgarse, ser más molesto que de costumbre y, lo peor, cuidarse al abrir la boca.

Jorge Lanata reflexionó que opinar puede ser pintoresco, pero “informando les cagás los negocios”.

1 comentario:

andres(con minusculas) dijo...

El periodismo uruguayo siempre es de muy baja calidad, esa opinion me ha llevado a peleas con el nutrido grupo de amigos de ciencias de la comunicacion pero generalmente terminamos llegando al mismo punto, no hay periodsimo serio aca, la pelea se centra en el reparto de culpas.