martes, 9 de julio de 2013

Sobrevivir a la muerte

Publicado en la diaria, el martes 9 de julio de 2013.

El significado de embalsamar un cuerpo.

“Cuerpos humanos a los que les aplicaron polímeros para conservarlos. La gente paga para ir a ver cuerpos humanos destrozados. ¿Dónde está el respeto al ser humano?”, cuestionó el presidente de Venezuela Hugo Chávez en su programa Aló, presidente en 2009. Dos días después de su fallecimiento, en marzo de este año, su sucesor anunció que sería embalsamado. Sin embargo, una comisión médica rusa estudió el tema y resolvió que el cuerpo debería permanecer siete meses en Rusia para llevar a cabo el embalsamamiento. Finalmente, el venezolano fue enterrado diez días después de su fallecimiento.
Ante este, suceso la diaria se preguntó que supone este proceso. La decisión de embalsamar un cuerpo se debe tomar inmediatamente después de la muerte -o incluso antes- ya que la putrefacción comienza ese mismo día, según explica el médico forense Guido Berro en su libro Medicina legal. Derecho médico y aspectos bioéticos.
En el capítulo sobre tanatología -ciencia que estudia el cadáver y los métodos de examen de éste- se indica que, salvo que esté pendiente una investigación judicial o que se utilice para fines  científicos y/o docentes, existen normas municipales que obligan a sepultar los cadáveres.
Todos los fenómenos cadavéricos (evidenciables a simple vista o mediante examen, generalmente, a partir de las dos horas del deceso) se pueden evitar artificialmente “por producción de cambios físicos o químicos, con refrigeración, cremación o empleo de elementos o sustancias químicas conservantes o, por el contrario, corrosivas u otras, incluso medicamentos, los cuales a veces retardan el proceso, o mediante técnicas de embalsamamiento o tanatopraxias”.
Embalsamar un cuerpo supone “preservar lo mejor posible la integridad estética corporal mediante el uso de sustancias conservadoras”, explicó Berro, quien trabajó 34 años en el Instituto Técnico Forense (ITF). Según dijo a la diaria, las técnicas son diversas, pero “lo más común es inyectar un conservante (comúnmente formol) por una arteria de buen calibre (femoral, carótida) en una cantidad próxima a cinco litros”.
Berro aclaró que en el ITF no se realiza este procedimiento, sino que se hace solamente a nivel particular. Lo que el ITF hace es la conservación sanitaria de cuerpos de extranjeros que deben ser repatriados o la formolización de muestras y órganos para su posterior estudio.

Sacralidad no religiosa
El doctor en Antropología Social Nicolás Guigou dijo a la diaria que, en términos simbólicos, tanto el embalsamamiento como la momificación “tal vez tengan en común la idea de que el cuerpo pueda sobrevivir a la muerte”.
“Ya no es la idea de que queda una parte del ka -la ‘fuerza vital’ según los egipcios- o alguna idea de resurrección; no tiene nada que ver con eso, la idea del embalsamamiento es ‘vivirá siempre’ y la manera de vivir, digamos, es la memoria de los sujetos y que el cuerpo no se corrompa”. Guigou llamó la atención sobre cómo lograr la sacralidad de un cuerpo, siendo que éste se degrada inmediatamente después de la muerte. Puntualizó que el embalsamamiento puede ser visto como un sacrilegio, como algo sagrado, pero no está estrictamente vinculado a lo religioso. Puede haber un sujeto sagrado que no necesariamente sea el hijo de Dios o el profeta, puede ser el revolucionario Lenin o el líder de masas Perón; tiene que ver con una sacralidad masiva, por así decirlo”.
“Curioso es que se haya dado tanto en sistemas ateos como los del socialismo real: hay una suerte de divinización del líder, que corresponde más o menos a los mismos dispositivos religiosos que usa cualquier religión”, agregó. Pero no cualquier líder político o social “merece” ser embalsamado y hasta ser exhibido en público. “Se trata de grandes líderes que ya eran ‘sagrados’, ya tenían un manto de sacralidad, más allá de que no pertenecían a sistemas religiosos”. Se hace, entonces, “para mantener, de alguna manera, el carisma de ese líder, a sabiendas de que el liderazgo ha terminado porque lo que uno está viendo es un cuerpo muerto y conservado”. Guigou recordó que “estos embalsamamientos están hechos por alguien: hay una comunidad política, que pertenece a una comunidad afectiva, y una comunidad de interés que colocan como referencia a ese líder que es insustituible: por eso se lo embalsama y por eso hay que rendirle culto”.
Iósif Stalin y Vladimir Lenin en Rusia, Kim Il-sung y -su hijo y sucesor- Kim Jong-il en Corea del Norte, y Mao Tse Tung en China son algunos de los ya embalsamados. El caso más cercano es el de Eva Perón en Argentina, cuyo cuerpo pudo verse durante tres años, hasta 1955. Todos estos líderes fueron “incuestionables”, según Guigou, y es por eso que “sus cuerpos son incorruptibles” aunque “eso no quiere decir que no haya gente que los cuestione”.

Y por casa…
¿Es posible que, en algún momento, en Uruguay se plantee la posibilidad de embalsamar a un líder? Berro dice que no lo imagina. Además, agrega que técnicamente es inviable, al menos en las condiciones actuales.

Para dar idea de lo que significaría la discusión, Guigou recordó “todos los conflictos que hubo cuando se planteó sacar las cenizas de [José] Artigas del Mausoleo y llevarlas a otro lugar”. “No se trata de un cuerpo individual sino de un cuerpo social, en el sentido de que esa sociedad proyecta una cantidad de cosas sobre ese liderazgo”, explicó. Los líderes carismáticos “no son gente que se quede tranquila razonando en un lugar: son personas gesticulantes, seductoras, que tratan de convencer”. “La presencia queda asegurada a través de la conservación del cuerpo que se coloca en un mausoleo, en un lugar un poco espectacular; los cuerpos embalsamados son la espectacularidad del poder”.

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