lunes, 5 de mayo de 2008

¿El planeta pide porro?

Publicado en la diaria, 5 de mayo, 2008
En busca del jardín perdido: 220 ciudades, incluida Montevideo, reclamaron
la liberalización de la marihuana


El sábado pasado, más de 4 mil personas participaron de la Marcha Mundial por la Legalización de la Marihuana que tuvo lugar en el Molino de Pérez en pleno barrio Malvín. En la Muy Fiel y Reconquistadora la consigna fue que se modifique la Ley de Estupefacientes y se quite al cannabis del libro negro de las sustancias ilegales.


El ómnibus con destino a Portones abre sus puertas y una veintena de jóvenes baja entusiasmada. Hay varios rastas, pero también se ve algunas crestas punks; camisetas de los Ramones y las clásicas de La Vela Puerca se mezclan con mochilas que llevan estampado el dibujo de una planta de marihuana acompañado del infaltable pin con el rostro del legendario padre del reggae, Bob Marley, uno de los mayores defensores de la marihuana. Entre la multitud flameaba una bandera de Canadá pero la hoja roja de arce había sido sustituida por una flor de cannabis.
Pero no sólo de jovencitos defensores de la marihuana se llenó la tarde del sábado en Malvín: también había una cantidad considerable de adultos que convirtieron a “la maruja” en su droga de cabecera, en algunos casos destronando al alcohol y al tabaco que, como suelen pregonar los simpatizantes de la legalización, son mucho más dañinos que un inofensivo porro. Quien fuma ocasionalmente un cigarrillo de marihuana suele ser señalado como un drogadicto o un enfermo. Pero, al levantar el dedo acusador, muchos olvidan que el alcohol y el tabaco son drogas mucho más nocivas que la marihuana.
El tabú social instalado hace décadas en torno al consumo de esta planta parece caer lentamente y ya es costumbre en estos encuentros ver familias enteras esgrimiendo pancartas por la legalización de la marihuana, así como niños corriendo entre jóvenes que comparten un porro, un vino o un mate. Es que esta droga -a diferencia de la pasta base-, que tiene como ingrediente activo el THC, produce relajación, somnolencia, desinhibición y sensación de lentitud en el paso del tiempo: las reacciones violentas no están en el catálogo de las actitudes de quienes la fuman.
Entre ojos rojos, miradas vidriosas y provisiones de galletitas para saciar el apetito que produce habitualmente la droga, el cantante brasileño de Chapão de Cobra sentenció desde el escenario: “La cuestión de la marihuana es política”.
Las manifestaciones por su liberalización adquieren diferentes formas en los distintos puntos del
planeta. Puede ser una caminata, como la que se realizó en 2001 en Manhattan bajo el eslogan “We smoke pot and we like it a lot”, una bicicleteada, una fiesta o una actividad más específica. Este año, las agencias de noticias publicaron que en Kiev, Ucrania, partidarios de ultraderecha realizaron una contramarcha que tensó bastante los ánimos. En Río de Janeiro, donde la manifestación estaba prohibida, un joven fue detenido por ponerle un collar a su perro que decía: “La estupidez es la esencia del prejuicio. Legalice la cannabis”, ya que las autoridades cariocas lo entendieron como una apología de las drogas. “Cada país tiene una situación diferente con respecto al tema. La versión local se centró en realizar una actividad cultural para reivindicar el auto-cultivo en el entendido de que ésa es la forma más lisa de fumar sin caer en el narcotráico” dijo Francesca Casariego, una de las organizadoras.
Las bandas Bufón, Vieja Historia, Rey Chala, Contra las Cuerdas y el DJ Jahviman AKA también se subieron al escenario para apoyar la causa. A cambio del espectáculo musical, los organizadores pedían un alimento no perecedero para donar a merenderos sin apoyo institucional.

Foto: Ricardo Antúnez

Ojalá que llueva...
“La primera vez que fumé fue para sacarme el tabú y conocer la droga por mí mismo”, dijo Juan, de 24 años, que consume desde los 19: fuma un faso con amigos cada 15 días. “Te cambia la perspectiva de la realidad. No se parece a nada”.
“Consumir droga no es una conducta criminal”, afirmó Bolívar Moreira, integrante de Prolegal, una organización embanderada por las “reformas culturales imprescindibles”.
“Lo que buscamos es corregir una injusticia”, agregó. La injusticia de la que habla es que de acuerdo con la ley 17.016 consumir marihuana no es delito, pero sí lo es plantarla, cultivarla, cosecharla y comercializarla.
“La única forma legal de conseguir marihuana sin delinquir es que llueva del cielo”, ironizaron los
organizadores en una proclama leída ante miles de personas en la tarde del sábado que enfatizó en que consumir es “un derecho individual inalienable” y en que hay que sacar a María Juana de la lista de las sustancias ilegales.
Según estadísticas de la Junta Nacional de Drogas (JND), al menos 100.000 uruguayos probaron
marihuana alguna vez. Está comprobado científicamente que no existe la escalada de drogas, o sea que el cannabis no es la puerta de entrada a las drogas más pesadas, como se difundió y se temió en la década de 1980.
Actualmente, hay una infinidad de estudios que avalan sus usos terapéuticos: es analgésica (disminuye el dolor), aumenta el apetito (importante para pacientes con sida), y elimina las náuseas durante la quimioterapia. En California, por ejemplo, se instalaron máquinas expendedoras de marihuana, con el requisito indispensable de presentar receta médica. Su venta es legal en Holanda, pero su consumo todavía está penado en muchos países, por ejemplo, en la vecina Argentina. Para reivindicarla, en Montevideo, como en otros cientos de ciudades del mundo, se entregaron a una fumata de varias horas.

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