martes, 26 de julio de 2011

Uruguay: más fiebre celeste

Publicado en el sitio australiano Latinhub, el 26 de julio de 2011.

Los festejos por la Copa América fueron bastante parecidos a los de 2010, cuando la Selección llegó con el cuarto puesto del Mundial. Es que la hinchada sabe agradecer aquello de la “garra charrúa” y del esfuerzo hasta el último minuto. Además del buen fútbol, claro.

En Uruguay se habla de fiebre celeste. Básicamente, porque el país se detiene cada vez que juega la selección.
Durante el Mundial, era común que algunos negocios y entes públicos cerraran sus puertas durante los partidos. Las banderas y trapos celestes se veían por doquier, en bares, centros de estudio, en la vía pública, en todos lados. Luego de los partidos, la gente se volcaba a las calles, con disfraces y banderas, a celebrar y agradecer el esfuerzo. Más que nada, el esfuerzo.
Fue así que aparecieron las pantallas gigantes en espacios públicos montevideanos para ver los partidos, las extensas transmisiones televisivas, los hinchas celestes por las calles y los abrazos con desconocidos.
En la Copa América nada de esto cambió. Es más, esa euforia creció.
Cuando la selección volvió a Uruguay, con el cuarto puesto mundialista bajo el brazo, la caravana y el recibimiento fue algo nunca visto. Decenas de miles de personas salieron a saludarlos, un martes, un día laboral. Hasta el presidente de la República, José Mujica, se sumó al festejo en las afueras del Palacio Legislativo, entregó medallas a los jugadores y manifestó: “nunca hemos estado tan unidos, por encima de la política y de toda diferencia. Gracias, en nombre de todo el pueblo uruguayo. Esto se lo ganaron”.
Ya por el Mundial de Sudáfrica empezó a asomarse un nuevo público: las jovencitas. Con pancartas típicas de recitales pop, clamaban por un beso del Ruso Pérez, un pico del Pelado Cáceres o por poder acercarse a Nicolás Lodeiro. En los amistosos que se jugaron previos a la Copa América, las chicas en las tribunas gritaban como locas cuando los celestes tocaban la pelota, sin importar si habían pasado la mitad de la cancha.
Esto se repitió en los últimos partidos, donde unas féminas en la tribuna agitaban una bandera que decía “Las chicas de Muslera”. Y no faltaron los chistes a la modelo argentina Zaira Nara, ex pareja del delantero Diego Forlán. “Vendo vestido de novia, sin uso”, se pudo leer.
El 3 a 0 ante Paraguay coronó a Uruguay campeón de la Copa América, y desató una nueva fiesta en todo el país.
Fuegos artificiales, bombas de estruendo, bombos, platillos, cornetas. Todo lo que hiciera ruido o llamara la atención -caras pintadas, banderas, gorros, camisetas- servía para festejar.
La selección llegó al aeropuerto sobre las once de la noche. Un par de horas antes, el Estadio Centenario ya estaba repleto, a la espera de los jugadores, quienes finalmente llegaron sobre las tres de la madrugada.
Por el frío y la demora, varios miles de personas se retiraron antes que llegara la selección.
Cantaron el himno nacional con la instrumentación de la banda de la Fuerza Aérea y los jugadores dieron la vuelta olímpica.
En una breve oratoria, el Loco Abreu recordó que “un 16 de julio marcamos la historia”: en 1950 Uruguay dio el Maracanazo en Brasil, y este año, dejó afuera a Argentina -local- de la Copa América.

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