jueves, 13 de octubre de 2011

La fiesta del Bicentenario Oriental

Publicado en el sitio australiano Latinhub, el 12 de octubre de 2011.

El 2011 fue declarado en Uruguay, el año de celebración del Bicentenario del Proceso de Emancipación Oriental. Este lunes se cerró el centro de Montevideo para que artistas locales y extranjeros se presentaran en cuatro grandes escenarios, ante unas 300.000 personas.

Entre el público, en las redes sociales, se comentaba que los festejos del Bicentenario son “la nueva Fiesta de la X”, aquel evento que se dejó de hacer en 2007. Varios escenarios, por lo general temáticos, con una grilla apretada, con la intención de que el público viera bastantes shows en la misma tarde/noche.

Este lunes 10 de octubre, en el centro de Montevideo sucedió algo similar. Cuatro escenarios, sin un hilo en el género musical de cada uno, pero que provocaron el movimiento de la gente, que se acercó gratuitamente a disfrutar de los shows.

Ese movimiento también permitía encontrarse con otros “atractivos” del Bicentenario, como los edificios iluminados de colores, pantallas semi-gigantes transmitiendo los espectáculos de la otra punta del centro montevideano, o intervenciones urbanas que recordaban a aquellos aguateros de hace 200 años -aunque éstos repartían agua en sachets de OSE-. Infaltables fueron las caras pintadas, sobre todo de niños, con la bandera uruguaya. La Avenida 18 de Julio se transformó en una gran peatonal, que lucía pancartas con el número 200 y los logos del Bicentenario.

Si bien estos festejos fueron con entrada libre y gratuita, había vallado y revisación de mochilas en los tres escenarios mayores (Intendencia, Libertador y Plaza Independencia) para evitar el ingreso de alcohol. Por eso, en la avenida que se usó como vía de tránsito, 18 de Julio, se podía ver a muchos tomando una cerveza o de una caja de vino. De hecho, varios comercios céntricos agotaron su stock de alcohol, ante la gran demanda.

Música y más

Los festejos del Bicentenario provocaron la misma discusión que el Bicentenario en sí: ¿qué se recuerda en 2011? La respuesta está en la ley 18.677: la celebración es por los 200 años del inicio del proceso de Emancipación Oriental, proceso que culminó con la Constitución de 1830.

Lo hecho este lunes fue una de los últimos festejos, que finalizarán este mes, con el Día del Patrimonio. Es que este 10 de octubre se recordó que, hace 200 años, el general José Gervasio Artigas -prócer del Uruguay- fue nombrado Jefe de los Orientales.

Ese era el motivo del festejo, aunque el festejo en sí poco representaba la idea de Bicentenario. En los distintos escenarios se pudieron ver muy buenos shows de música, muy concurridos, pero sin ninguna alusión al momento histórico (lo más cercano fue algún artista deseándole “feliz cumpleaños” a Uruguay). Los únicos que construyeron un relato sobre el nacimiento del país fueron los catalanes de La Fura dels Baus.

El único escenario sin vallado fue el de la Plaza Libertad, ubicado en el kilómetro cero de Montevideo. Estuvo coronado por una cortina de luces de colores, que nacían desde el centro de la plaza y se podían observar desde casi cualquier punto del centro. Fue el escenario más tempranero, y también el más diverso. Abrió el dúo argentino Tonolec, que fusiona música electrónica con el canto étnico de la etnia qom. Continuó el grupo, también argentino, El mató a un policía motorizado, para luego dar paso al poco carnaval que tuvo este Bicentenario, en la voz de Alejandro Balbis. Luego Dani Umpi, Malena Muyala, Daniel Viglietti, Alberto Wolf & Los Terapeutas, Hablan por la Espalda y el cierre a cargo de La Tabaré.

Mientras tanto, en frente a la Intendencia de Montevideo, la apertura estuvo en las voces de Fata y compañía, siendo los únicos representantes de la música tropical. Los Tres, desde Chile, continuaron, incluso cantando “Parece mentira las cosas que veo por las calles de Montevideo…”. El show de Jorge Drexler fue uno de los más concurridos de la noche y contó con Juan Campodónico y Luciano Supervielle sobre el escenario. Inmediatamente se presentó Rumbo, luego de 25 años de silencio, con su clásico “A desalambrar”. Por un pedido directo del presidente de la República -hecho a último momento- se sumaron a la grilla Los Olimareños. De hecho, José Mujica acompañó en el escenario a Pepe Guerra y Braulio López quienes se presentaron en Montevideo una vez más, a pesar de haber dicho que su reunión del 2009 iba a ser la última. El tango y la electrónica a cargo de Bajofondo dieron cierre a los shows frente al Palacio Municipal, incluso, con la presencia de Drexler como invitado.

El punto más rockero estuvo en Avenida del Libertador. Sobre las seis de la tarde comenzaron a tocar los argentinos de Las Pelotas, para dar paso a La Vela Puerca. Más tarde llegó el turno de Cuarteto de Nos, show en que no faltó el tema “El día que Artigas se emborrachó”, canción que les costó una denuncia penal por parte del Ministerio de Educación y Cultura hace unos 15 años. El brasileño Gilberto Gil -cantante y compositor, pero también ex ministro de Cultura- se hizo cargo de la siguiente hora de música, para entregar el cierre de la noche a Jaime Roos.

Por último, pero no menos importante, los espectáculos en la Plaza Independencia fueron los que empezaron más tarde. Sobre las diez de la noche se presentaron los argentinos de Choque urbano. Y el gran cierre de los festejos del Bicentenario estuvo en manos del grupo de teatro catalán La Fura dels Baus. Con un atraso de media hora, pero con un público que apenas desistió, los artistas dieron un show de acrobacia y destreza, como acostumbran, en un gran espacio abierto.

Una inmensa grúa levantó, en varias ocasiones, una estructura circular desarmable, donde una docena de acróbatas vestidos de blanco, se movían al ritmo de la música. Iluminados cada uno por separado, causaron los primeros asombros de la noche. En seguida llegó La giganta, una muñeca tipo marioneta de ocho metros de altura, que se puso de pie, desfiló por los alrededores de la Plaza Independencia y “bailó” con el candombe de Elumbé y de Tronar de Tambores.

La temática del Bicentenario estuvo más que presente. El grupo de teatro catalán adaptó su espectáculo y ofreció, principalmente, una payadora que iba narrando la historia. También se vio un caballo trotando por el aire, mientras se oía la voz de Alfredo Zitarrosa, y se escuchó a Mónica Navarro cantar La Cumparsita, que bailaron por dos acróbatas, sobre la fachada de la Torre Ejecutiva.

La grúa levantó, más tarde, una gigante esfera donde se proyectaron varios rostros, mientras algunos catalanes sacaban sus brazos o sus piernas por fuera de la gran bola, hasta llegar al sol de la bandera uruguaya. De ese globo, por momentos convertido en un ojo, se representó el nacimiento de la patria, con la simulación de un parto y una chica que quedó colgada desde su cintura, con un arnés.

Volvió a sonar el candombe y llegó el final, donde presentaron una cortina humana. La misma estructura que era circular al comienzo del espectáculo, se abrió y quedó estirada: unos 40 acróbatas estaban colgados, uno al lado de otro, uno arriba de otro. Los tambores bajaron su volumen hasta que el show estuvo en silencio. En ese momento, quienes conformaban esa cortina empezaron a moverse rápido, como si estuvieran corriendo, y gritaron. Sus voces inundaron la Plaza Independencia y se llevaron los aplausos de miles de uruguayos.

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