
Diez minutos pasadas las 21 horas del sábado 31 de marzo, la sala Zitarrosa quedó a oscuras y el público hizo silencio. La expectativa fue mayor cuando el escenario fue iluminado con destellos azules y la música hacía suponer que comenzaría una gran película de Hollywood.
Primero Yanny Ipoliti, luego Alejandro Nari y al final Juan Bervejillo. Batería, bajo y guitarra (y voz) de La Chancha prontos para festejar sus dos décadas de música.
Se detiene la música. El vocalista se acerca al micrófono para agradecerle al público; pero a la vez, les roba la esperanza de escuchar las canciones que más le gustan. “Principalmente nos vamos a dar el gusto a nosotros”, y fundamenta: “porque somos terribles hijos de puta”.
La Chancha Francisca nació en 1986 y editó tres discos antes de 1997, cuando se transformó en La Chancha, a secas. Todos queremos ser parte del show es la primera creación de la nueva banda: fue publicado en la web y bajado más de 13.000 veces. Su último disco, La felicidad te necesita estúpido, salió a la calle en 2005 y fue nominado en los Premios Graffiti a mejor álbum, en tanto que la banda estuvo en el rubro de las mejores del año.
La noche también sirvió de promoción al primer DVD de la banda, Rock es, homónimo a una de sus canciones; que incluye parte del recital en el boliche Dos en octubre del año pasado, y también presentaciones en Pachamama, Arteatro, Área Montevideo, el Molino de Pérez y hasta el multitudinario Pilsen Rock. Sin embargo, ninguno de los integrantes hizo mención al trabajo presentado, ni dijo que se estaba vendiendo en el hall de la Zitarrosa. Más bien se encargaron de tocar sus clásicos para su público y algunas “canciones de amor, de esas que te dejan el corazón partido”, como definió el guitarrista.

El liderazgo del cantante en presentaciones en vivo no es un mito. Al menos con La Chancha. Juan improvisa, baila, hace chistes, se saca la camiseta, deja de cantar cuando cree necesario, se ridiculiza; mientras que Yanni y Alejandro siguen el repertorio, sin salirse del esquema ensayado. Las interrupciones en lo que respecta al espectáculo musical, son todas hechas por el vocalista. Hasta se mofa de sí mismo cuando agarra con sus piernas una botella de agua mineral y se le humedece la bermuda. “Me hice pichí”, ríe.
Los dos invitados fueron personajes secundarios en el show, no se destacaron por sus destrezas individuales sino por el acompañamiento musical que le brindaron a la banda. A mitad del espectáculo un saxofonista y luego un batero, acompañaron en el aplauso de los 547 fanáticos que ocuparon el total de las butacas de la Zitarrosa. Lo que se repitió 24 horas más tarde, ya que La Chancha hizo una segunda presentación, debido al lleno total de la sala.
“Gritaré como un idiota en el medio de una hinchada / ‘no matarás’ a menos que sea necesario / ‘no mentirás’ a menos que te venga bien / ‘no robarás’ a menos que compartas algo”, aclara Pan y circo, tema que da nombre a su cuarto disco. Sin más, se dan vuelta y desaparecen de escena.
En un último intento por hacerle creer al público que el show había terminado, las luces se prenden y los asistentes de la banda salen a regalar posters del toque. El pogo se reduce a la mitad de tamaño (pero no a la mitad de personas) porque los fanáticos se abalanzan contra el escenario en busca de ese papel de 56 x 75 centímetros que auspiciaba el evento.
Juan, Yanny y Alejandro regresan para los tan trillados pero tan necesarios agradecimientos. Ahora sí, se van con una nueva sucesión de tres canciones. Inician su despedida con el tema que da nombre a su cuarto disco: “Haciendo lo posible por sobresalir / cruzar la telaraña de la información / con un perfil distinto al de los demás / ser lindo o ser feo no tiene importancia, / la máquina funciona con la novedad. / Por eso apostamos a ser diferentes, porque todos queremos ser parte del show”.
Continúan cantándole a Eliana, una chica que transita De la escuela al hospital. Cierran su gran noche rindiéndole homenaje a la droga que anhelan nunca abandonar: “Santa Mariguana ruega por nosotros, dame tu condena y tu bendición / Santa Mariguana no nos dejes nunca, dame tu remedio y tu perdición”.

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