domingo, 23 de diciembre de 2007

"Maracaná es la única guerra que ganamos"

Entrevista al periodista deportivo Ricardo Piñeyrúa.
Octubre 2006.
Sus estudios en Educación física le dieron la posibilidad de acceder a los medios de comunicación. Antes de pensarlo, se había convertido en periodista deportivo.
Con 54 años y más conocido como el “profe”, Piñeyrúa trata de hacer algo diferente en cada uno de sus proyectos. Por eso, en su actual programa radial, 13 a 0 Radiodeportivo, se lo escucha hablar tanto de política como de música. No olvida el deporte, pero recuerda que se trata sólo de un fenómeno dentro de la sociedad.

¿Sus conocimientos en educación física le permiten otro tipo de relación con los jugadores?

No. Los técnicos me hablan de una manera diferente, pero los jugadores no, ni siquiera saben porqué me dicen “profe”, me han preguntado: “¿Qué sos? ¿Profesor de literatura?”.
¿Cómo vincula el periodismo con la educación física?
Sólo en mi primer acercamiento al periodismo que se dio por ser profesor de educación física: me invitaron de CX 30 a participar de un programa deportivo, para dar una mirada científica sobre cómo jugaban los equipos, cómo estaban físicamente. Algo técnico, y bastante aburrido me imagino.

El “profe” Ricardo Piñeyrúa comenzó en los medios por el 1986 en radio CX 30, luego Radio Mundo, Alfa FM, Nuevo tiempo. En televisión estuvo en proyectos tan variados como Oxígeno, Hola Gente, El Once y el actual La culpa es nuestra. Fue columnista de Guambia y sacó una separata deportiva en la revista Posdata. Hoy en día, dirige 13 a 0 Radiodeportivo en El Espectador, es responsable de la nueva sección del Semanario Brecha, Talud, y conduce en TV Ciudad, El fin del juego.

¿Cómo comenzó a involucrarse con el deporte?
En mi familia todos tenían actividad deportiva; mi padre era jugador de fútbol en equipos del interior, y llegó a primera división en River Plate; mi hermano era un gran atleta, campeón sudamericano, medallista en los juegos panamericanos en atletismo. Desde niño estuve muy vinculado a lo que es hoy Defensor Sporting. Jugué al basketball, al fútbol, hice atletismo; en mi casa el deporte estuvo siempre presente. Nunca me lo planteé, simplemente estaba allí.

¿Fue inevitable entonces estudiar profesorado de educación física?

Más que inevitable, no me dieron muchas opciones. Terminé el liceo a fines de los ’60 y quería estudiar medicina, pero la situación en el IAVA era muy conflictiva y mi padre no me dejó. Sin más remedio, di el examen de ingreso para educación física, y como salvé, hice la carrera y punto.

Niega las presiones. Entiende que existe libertad para que cada comunicador diga lo que quiera a su público. “Los medios no le dicen a los periodistas de qué tienen que hablar”.

¿Hay independencia para ejercer periodismo deportivo en Uruguay?
Creo que se da mucho que la gente asume un compromiso que nadie le pide, entonces entienden como de interés propio los intereses del empresario para el que trabajan. En definitiva, uno debe decir lo que piensa y no hacer mandados. En Uruguay se hacen muchos mandados; a (Eugenio) Figueredo, a Paco (Casal), a (Eduardo) Ache, al que sea.

Al que esté.
Al que esté y a veces también al que no esté. Es como perder la cabeza, se piensa muy poco desde el punto de vista de encontrar el eje del asunto. Entonces discutimos si hay que ir al Paladino porque no es cómodo para los periodistas, y en realidad lo que no hablamos es si hay que jugar allí porque la cancha es espantosa.
Entonces, ¿qué es el fútbol? Es un juego que se juega en una cancha, si la cancha está mal, no se juega. Eso es lo que importa, todo lo demás es accesorio. Parte del concepto: ¿qué hacemos? Un fútbol para hinchas, un fútbol para clientes, un fútbol para el espectáculo. Entonces se discute, ¡y se escucha cada estupidez! Alguien dijo que habilitaron el Paladino porque el presidente de la República es de Progreso.

“Aprendí que no se puede no ir al mundial.”

¿Cómo surge que viaje al campeonato de Alemania 2006?
Lo que al principio fue una gran desazón (que Uruguay no jugaba), en un determinado momento se transformó en: “que bueno ir y no tener presiones”, es decir, de llegar a tiempo, de relatar un partido. Además, me di cuenta que había una cantidad importante de periodistas que iban a Alemania. Y este es un país muy especial; si decidís no ir al mundial, lo primero que van a decir es que no vas porque no lo vendés, o porque estás en contra, o porque sos de segunda.Entonces dije, lamentablemente no puedo no ir.

¿Cómo fue su experiencia allí, con respecto a los anteriores mundiales?
Este fue mi tercer campeonato del mundo, había ido a Italia y a Corea – Japón, pero esta era la primera vez que iba a un mundial en el que no estaba Uruguay. No estuve pendiente de los resultados deportivos, sino que pude mirar el fenómeno del campeonato de mundo de una manera interesante, distinta: el fútbol como espectáculo, comercio, transmisión cultural, desarrollo.

¿Cuál es la conclusión de esa vivencia distinta?

Que no se puede no ir al mundial: no es un problema del fútbol uruguayo sino que es un problema de país. Se pierde la mejor oportunidad que tiene un país pequeño como el nuestro de ser el centro de la atención y de ser promocionado gratis ante el mundo. Estar en el campeonato del mundo hoy es marca de país; para tu vino, tus papas, tu arroz, tus vacas, lo que sea, es marca.

Debe haber sido impactante cantidad de medios con los que se encontró allá, más viniendo de un país tan pequeño como decía.
Tanto la cobertura como el mundial están muy globalizados, lo que significa, cada vez más lejos para nosotros. Por ejemplo, entrar a la sala de prensa y comprar una tarjeta de pase libre para Internet, salía 400 euros (12.000 pesos). Para las cadenas de grandes medios, esas cifras no son nada. Yo cuando sacaba mi IBM notebook me sentía mal: nosotros en ese sentido somos una vergüenza.

“Si no lo sentís, no lo entendés”. Eso es lo que sucede con 13 a 0, programa emitido por El Espectador y dirigido por Piñeyrúa. Es que, como relata, intentan transmitir algo más que fútbol.

¿Cómo nace hacer un programa deportivo distinto al resto?
El equipo mismo fue quien definió el producto: por la forma que tenemos de ver las cosas, fue diferente a lo que hacían los demás. Rock, música, cine, humor, hablar de cualquier cosa, decir lo que sentíamos más que lo que importaba. Es un programa más de radio que de fútbol.Creo que todos cuando hacemos un programa nos proponemos hacer algo distinto. Nadie se plantea “voy a hacer algo igual que aquello”. Creo. En realidad yo estoy empezando una etapa de mi vida en la cual me gustaría hacer cosas igual que otros.

¿Cómo qué?
Por ejemplo, lo que se ve en televisión internacional. En realidad copiar no tiene nada de malo, si lo hacés decentemente.
Si te emocionás escuchando a don Alfredo... y a Charly...
Si valorás a Maradona por lo que hizo dentro, y no fuera de una cancha de fútbol...
Si te gustan los caños, las jopeadas y algún pelotazo...
Así comienza, todas las tardes, 13 a 0 Radiodeportivo.

¿Qué se buscó en los periodistas para armar el equipo?
Traté de buscar gente que no tenga demasiados compromisos culturales con otras propuestas periodísticas. Me tengo que dar cuenta que disfrutan lo que hacemos, que tienen ideas, iniciativas, creatividad, que son un poco locos, volados. Que se animen a decir y a proponer cosas: que cuestionen.

¿Los elegiría de nuevo para un próximo proyecto?
Si me propusiera hacer un programa nuevo, probablemente haría otra cosa. Ya pasaron 10 años y lo que hice no lo puedo cambiar. Además, no existen los cambios bruscos. Quizá si empezara algo nuevo, a esta altura de mi vida me gustaría hacer algo mucho más periodístico, más analítico, me gustaría otra cosa.

Aunque le gustaría emprender algo distinto, ¿se siente a gusto con lo que hace?
Claro, me encanta todo lo que hago.Hace algunos años mirar un partido de fútbol era un privilegio de pocos. Hoy, cada domingo, es ritual de muchos.La televisión se ha convertido en el nexo directo para vivir un campeonato del mundo desde otros lugares del globo.

Pero, ¿hasta qué punto ayuda al espectáculo?¿Cómo influyen las nuevas tecnologías en lo estrictamente deportivo?
Ante un espectáculo en vivo donde hay gente que pagó 1.500 euros por una entrada, debemos entender que quien paga esos precios ya no le alcanza con lo ofrecido en la cancha, sino que quiere juntar las dos cosas que le gustan ver: fútbol y la televisión.

Pensaba en la pantalla gigante, Francia e Italia jugando la final, y se repite el cabezazo de Zinedine Zidane.
Las pantallas gigantes cumplen la función de dar lo que cada tiene en su casa: la repetición de un gol, de las mejores jugadas. En el mundial no pasaban las reiteraciones en el estadio: solamente mostraban solamente el partido, y cuando la televisión pasaba una reiteración, ellos ponchaban una imagen general. Con respecto a la falta de Zidane, cuando la cámara va a ponchar la reiteración quien programaba no vio nada comprometedor y dejó la imagen. Entonces lo vimos todos y lo echaron.

¿Pero es positivo que la tecnología coopere para modificar una decisión deportiva?

Creo que el fútbol tiene que convivir con las nuevas tecnologías sin dejar que le resuelvan problemas ni que le quiten la pasión. Que la pelota tenga un chip que si pasa la línea del arco sepamos que es gol, por ejemplo, no me parece mal.

Dice que tiene un defecto: consumir poco periodismo. Prefiere leer novelas o libros de historia, antes que ocupar su tiempo en un periódico. “Recibo La Diaria, y más que leerla, la miro por arribita.”. En radio siempre escucha a Emiliano Cotelo, y a veces Radio Oriental o Sport 890. Admira a Víctor Hugo Morales.

¿La televisación del fútbol uruguayo ha tenido consecuencias directas en lo que respecta al espectáculo deportivo?

Yo creo que no. Hay una falsa oposición: la televisión no le saca gente al fútbol. La demostración está en el mundo entero donde los partidos son televisados y los estadios se llenan. La televisión cumple el rol de llevarte el fútbol a tu casa y motivarte a ir. Es como ver a un grupo de rock en televisión y decirse: “¡cómo me hubiera gustado estar ahí!”. El tema es que lo que te ofrece el fútbol uruguayo no es bueno, no vas porque no convence la propuesta. Creo que la televisión no ha sido buena porque no ha trabajado conjuntamente con el fútbol para hacer de esto un espectáculo. No se piensa: ¿qué hace la televisión para que el espectáculo crezca?

Pero la televisación no siempre juega en contra, ¿no? Pensemos en basketball.

Claro, allí pasó todo lo contrario. La diferencia es que en el fútbol las decisiones las tomó la televisión, o mejor dicho, Tenfield; y en el basketball las decisiones las toma la Federación junto con la empresa. Entonces no se vio perjudicado, mucha gente lo mira por tele y mucha otra va a la cancha. Yo ya no voy más al basketball, porque cuando llego ya no tengo entrada.Aunque dice que el siguiente análisis debería hacerlo un sociólogo y no un periodista, Piñeyrúa se anima a dar conceptos generales sobre el fútbol uruguayo y el impacto que tiene en la sociedad.
¿Porqué en Uruguay aún está vivo el mito de Maracaná?

Somos un país que casi no tiene historia, no tenemos muchas cosas de las cuales enorgullecernos. Maracaná fue como decir “ganamos algo”. Creo que en definitiva es la única guerra que ganamos. En vez de pensar que jugábamos muy bien al fútbol, creímos que éramos muy guapos. Esa es una lección que no hemos aprendido: al fútbol se gana jugando con habilidad. En realidad, no juega al fútbol quien no es guapo. Una vez escuché que a un piloto de Fórmula Uno le faltaba garra, y alguien le contestó “¿cómo podés pensar que le falta huevo a un tipo que va a 270 kilómetros por hora?”. A esta altura de la vida, si tenés miedo no jugás al fútbol. Maracaná lo malo que tuvo para nosotros es que nos hizo valorar mucho más una patada que un caño; entonces aplaudimos las trancadas y cuando se agarran a las piñas en el túnel, en vez de pensar que debemos aplaudir a los jugadores que juegan bien al fútbol y que hacen bien las cosas.

¿Qué se necesita para que en este país haya un tercer grande?

Nada, no va a haber nunca un tercer grande.

¿Por más que futbolísticamente haya momentos en los que los cuadros chicos se desempeñen mejor?

Hagamos este planteo histórico: en Uruguay se necesitaron 100 años para que una fuerza política que no fuera el Partido Nacional o el Partido Colorado ganara las elecciones. Para que saquen al Frente Amplio del gobierno faltan 25 años: porque se deberá construir otra fuerza que gane adeptos y cambie una forma de pensar muy conservadora que tienen los uruguayos.
Pero hablemos de fútbol.
Sí, ¿cómo cambiás la cabeza del 30% de la población para que se haga hincha de un cuadro que no sea Nacional ni Peñarol? Yo creo que a corto plazo, los grandes van a ser siempre los mismos.

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