viernes, 15 de octubre de 2010

Casi agua bendita

Publicado en la revista Sala de Espera, octubre de 2010.
Las aguas termales, que emanan de las entrañas de la tierra en el norte de nuestro país, funcionan como un relajante muscular cien por ciento natural. Desde la época de los romanos se realizan baños en estas aguas, por considerarlas un elíxir de la juventud; ahora, también se recomienda su ingesta.
Hoy en día, Uruguay cuenta con seis centros termales ubicados en los departamentos de Salto y Paysandú, todos los cuales poseen aguas naturales con beneficios para el cuerpo humano, la principal característica del agua termal.

La primera en descubrirse fue Arapey, en 1940, cuando el Instituto Geológico del Uruguay hizo una perforación en busca de petróleo. Años más tarde, sucedió lo mismo en Daymán. De inmediato se comenzó a investigar sobre las dimensiones del Acuífero Guaraní, que abarca Uruguay, Argentina, Brasil y parte de Paraguay. “De ahí en más, ya no se buscó más petróleo sino que los siguiente pozos se hicieron en busca del agua termal”, resumió Eduardo Torres, jefe de la Oficina de Turismo de Salto. Según contó el jerarca, “cuando se hizo el alumbramiento de agua en Arapey, durante varios meses quedó saltando el agua… Los que estaban en el lugar dicen que saltó entre 50 y 60 metros”.

El origen del agua

Una superficie de 1.190.000 km² dentro de América Latina es lo que ocupa el Acuífero Guaraní, divido entre los territorios de Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Un 71.4% del total (850.000 km²) se encuentra en suelo brasileño, mientras que en nuestro país es apenas el 3.8% (45.000 km²).

Aunque parece que Uruguay tiene poco suelo perteneciente al Acuífero, esos 45.000 km² representan el 25% del territorio oriental, distribuidos entre los departamentos de Artigas, Paysandú, Rivera, Salto y Tacuarembó.

Se trata de una de las reservas de agua subterránea más importantes del planeta: se estima que allí hay unos 37.000 km3 del tan preciado líquido.

Toma su nombre “de los indígenas que habitaban estas tierras antes de la colonización (…) ante la necesidad de promover su gestión integrada”, según explica un artículo publicado en el almanaque del Banco de Seguros del Estado en el año 2007.

En cuanto a la formación geológica, fundamentalmente está compuesta por “areniscas muy porosas con un espesor que oscila entre 50 y 800m; y el límite superior del agua contenida varía entre 20 y 1500m de profundidad”, reseña la nota citada. El autor del artículo lo compara -simplificándolo, aclara- con “una esponja subterránea extendida sobre un gran territorio” ya que “presenta zonas altas donde se produce la recarga con el agua de lluvia, ríos y arroyos, y zonas bajas donde descarga directa o indirectamente a los cursos de agua superficiales”.

No cualquier agua

Las aguas termales o minero-medicinales se originan en el seno de la tierra y emergen espontáneamente o a través de perforaciones. “Sus características físico-químicas pueden ejercer efectos terapéuticos, aliviando o restaurando la salud de las personas”, informa la página Welcome Uruguay. “Estas aguas poseen factores energéticos como la potente ionización, mineralización, radiactividad, gases y variaciones del nivel de acidez”. En las aguas termales que hay en Uruguay se ha registrado la presencia de yodo, hierro, calcio, magnesio y fluor. En general, son negativas en arsénico y pobres en sulfatos y nitratos, de radioactividad evidente y permanente.

En el caso de Guaviyú, hay un leve contenido de arsénico en la composición del agua, por lo que no se recomienda su ingestión. En tanto, las Termas de Almirón -también en Paysandú- son las únicas de agua salada que existen en el país, debido a su origen marino: esta característica las convierte en aguas recomendadas para tratamientos reumáticos.

Bajo agua

Incluso quien desconozca las propiedades minerales del agua termal, puede comprobar con facilidad que sumergirse en ella tiene cualidades únicas.

La relajación casi inmediata en los músculos de todo el cuerpo, es acompañada por la estimulación en las defensas del organismo, la depuración de la sangre en la eliminación de toxinas y otros productos de desecho por la sudoración.

Como si fuera poco, tranquiliza: logra sedar el sistema nervioso y ejerce una acción micro-relajante sobre contracturas y rigideces neuro-músculo-osteo-articulares.

Brindis

En algunas zonas, las mismas aguas que funcionan para la balneoterapia son recomendadas para la ingestión. Ese es el caso de las aguas termales de Salto Grande, explotadas por el Hotel Horacio Quiroga y conocidas como “bicarbonatadas sódicas cloruradas”.

Tomadas en ayunas, atacan la acidez gástrica y están indicadas para afecciones intestinales, duodenales y renales, ya que son eficaces disolventes de cálculos. Tomadas en comidas, facilitan la digestión, por ser un potente sedante estomacal.

Calentitas

La temperatura del agua termal siempre se ubica por encima de la atmosférica. Esto se debe a su origen, cientos de metros bajo tierra.

Arapey, por ejemplo, funciona con aguas que nacen entre 725 y 1.300 metros de profundidad; mientras que Daymán cuenta con napas de hasta 2.000 metros.

En esos centros termales, las temperaturas rondan los 41°C y los 46°C, respectivamente.

El agua surge caliente durante todo el año, sin importar la estación climática. Es así que los centros termales son destino de vacaciones casi obligado durante los fríos días libres del mes de julio.

Según estimó el jefe de la Oficina de Turismo de Salto, unas 350.000 personas visitan anualmente las Termas de Daymán. Eduardo Torres indicó que se registra un 70% de turismo interno, mientras que en el resto se destacan argentinos y brasileños.

Consejos para antes y después de ir al agua

  • Tome baños de no más de 15 minutos, con intervalos de 10 minutos fuera del agua.
  • Controle su presión arterial, puede verse alterada por las altas temperaturas del agua.
  • Recuerde que el calor acelera el ritmo cardíaco. Realice movimientos lentos bajo el agua.
  • No tome frío luego de un baño termal: abríguese al salir del agua.
  • Preferentemente, tome baños de mañana y de tarde -cuatro horas después del almuerzo-.
  • La recomendación es que la estadía en un centro termal dure tres semanas.

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