martes, 10 de abril de 2012

El Prado: pulmones de la capital

Publicado en la revista Sala de Espera, en abril de 2012. 


Entre construcciones residenciales de principios del siglo XX, bellísimos jardines que buscan enseñar sobre botánica y avenidas que se destacan por sus frondosos arbolados, Montevideo invita a conocer y disfrutar del Prado, un barrio que ofrece mucho más que la Rural durante la Semana Criolla.

José de Buschenthal, financista francés y hombre de negocios, llegó a Montevideo en 1849 con objetivos diplomáticos. Por simple amor a la naturaleza, según se cuenta en “Los Barrios de Montevideo”, dejó aquí varias obras y terrenos que luego se convertirían en espacios públicos. A esos predios, más adelante, se le sumaron las quintas de Agustín de Castro y Augusto Morales.

Una de las obras más trascendentes de Buschenthal, se agrega, fue su quinta llamada “Buen Retiro”, cuyo parque fue delineado por el paisajista francés Mr. Lasseaux.

En “Los Barrios de Montevideo” -escrito por Aníbal Barrios Pintos y Washington Reyes Abadie, y editado por la Intendencia de Montevideo- se cuenta que la guerra del Paraguay -1865 a 1868- “originó una época de prosperidad financiera para el Uruguay, con un momentáneo período de crisis a mediados de 1866 provocado por la situación bancaria londinense”. Eso causó “una expansión notable de ventas de terrenos urbanos y suburbanos de Montevideo”: la población creció de casi 58.000 habitantes en 1860 a más de 111.000 nueve años después. “Este elevado crecimiento es ganado fundamentalmente, a expensas del aporte migratorio. Como consecuencia se produce el alza vertiginosa del precio de la tierra”.

Conociendo el Prado

El Rosedal del Prado es uno de los espacios públicos más visitados del barrio, sobretodo en primavera. Según se describe en la página de la Intendencia de Montevideo, La Rosaleda -una obra del paisajista francés Charles Racine, con el apoyo del arquitecto uruguayo Eugenio Baroffio- está formada por cuatro grandes pérgolas de 60 metros de largo, coronadas por ocho cúpulas con evidente influencia del Art Nouveau. Allí crecen rosas Banksias, originarias de China.

Ubicada en el corazón del Prado, fue creada en 1912: en ese entonces se llamó Rosarium. Dos años antes de su inauguración se habían importado 12.000 rosas desde Francia.

El Prado cuenta con el único Jardín Botánico de todo el país, que tiene una misión claramente formativa: buscan “promover el conocimiento y la apreciación de las plantas, con el fin de divulgar y democratizar el conocimiento de la botánica con propósitos educativos, haciéndolas más accesibles para todo público”.

Hay tres recorridos temáticos en el Jardín: uno ecológico, otro geográfico y el último botánico sistemático. En ellos, los visitantes conocen la flora típica de distintos lugares de mundo, así como una extensa muestra de plantas acuáticas, plantas de lugares secos y plantas de sombra.

El Jardín Japonés nació en 2001, cuando Uruguay y Japón celebraron 80 años de relaciones diplomáticas. Ubicado en la parte posterior del Museo Blanes y con algo más de 2.000 metros cuadrados, busca un objetivo similar al del Jardín Botánico: “brindar un entorno apropiado para la divulgación de la cultura japonesa y su filosofía”, explica la web Jardín en Uruguay.

Por supuesto que no faltan referencias a la cultura japonesa en el diseño del lugar: un lago con peces, puentes de piedra y de madera, islas, cascadas, caminos de piedra y una casa de té.

Es recomendable visitar ambos jardines, así como el Rosedal, en el mes de setiembre.

En Semana de Turismo, el Prado recibe a los miles de interesados en la Criolla. Durante todo el año, los más futboleros llegan a las canchas de Bella Vista, Montevideo Wanderers y River Plate. En el Prado, además, se ubica una de las Iglesias más solicitadas por los novios a la hora de casarse: la de las Hermanas Carmelitas, construida en 1929. También en este barrio está la Residencia Presidencial de Suárez y Reyes, que puede ser visitada únicamente el Día del Patrimonio.

Uno de los nuevos atractivos del Prado es la Fotogalería a Cielo Abierto, ubicada en Delmira Agustini y Buschental. La particularidad de esta exhibición -así como de la que está instalada en el Parque Rodó- es su acceso ilimitado: al estar en un predio público y abierto, se la puede visitar en cualquier momento del día o de la noche, cualquier día a la semana. Hasta el 22 de mayo se puede visitar la muestra “Construcción de la rambla Sur y su incidencia en la ciudad”.

El Museo Municipal de Bellas Artes “Juan Manuel Blanes” nace en 1930, junto con el primer centenario de Uruguay. Su misión actual se centra en “la reconstrucción de su identidad institucional, dedicada más a ‘resignificar y problematizar? sus colecciones que a incrementarlas; abierta a la obra de artistas actuales y dispuesta a asumir un servicio cultural -nacional y regional- como lugar de cultura actuante”.

En tanto, el Museo de la Memoria se erige donde alguna vez fue la Casa Quinta de Máximo Santos y busca ser “un espacio de promoción de los Derechos Humanos y de la Memoria de la lucha por la Libertad, la Democracia y la Justicia Social”. Para eso, se realizan exhibiciones temporales y permanentes que refieren a la construcción de la memoria, a la historia de alguno de los desaparecidos en dictadura o al recuerdo de elementos o costumbres de la época de facto.

Actualmente, la Intendencia de Montevideo ofrece dos paseos por el Prado; “Al final del humedal” e incluye un recorrido por el monte nativo y un avistamiento de aves; y “Prado con historia” donde, además de recorrer el barrio, se visita el Jardín Botánico, el Japonés, el Muse o Blanes y el Hotel del Prado.

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