viernes, 17 de septiembre de 2010

Doulas: un trato con la vida

Publicado en la revista Sala de Espera, setiembre de 2010.
Hace varias décadas, las mujeres daban a luz ayudadas por sus madres o por las féminas de la familia o incluso del mismo pueblo. Los conocimientos, basados en la experiencia propia, se transmitían de generación en generación. Con los partos hospitalarios, la costumbre se fue perdiendo, pero no así la necesidad de la nueva madre de sentirse contenida emocionalmente. Fue allí que surgieron las doulas.

En la Grecia Antigua, el término ‘doula' refería a la esclava que ayudaba a parir. Hoy en día, “es una mujer experimentada en el parto que proporciona a la nueva madre información y apoyo a nivel físico y emocional antes, durante y después del parto”, explicó Flavia Previtali, directora del Instituto Perinatal del Uruguay, donde se forman doulas en nuestro país.

Ellas no son parteras ni pertenecen al equipo médico. Se trata de mujeres -en su mayoría madres- que transmiten conocimientos a los padres para que la experiencia del parto se viva de forma placentera y no se convierta en un recuerdo negativo.

La doula aconseja sobre posturas, ejercicios físicos y de respiración, siempre pensando en la comodidad de la madre da masajes a la embarazada y enseña a su compañero cómo hacerlo. Durante el parto acompaña a la pareja en todo momento, convirtiéndose en el vínculo directo entre ellos y el equipo de salud.

En momentos de nervios y -muchas veces- de desconocimiento, la doula ayuda a los padres a decidir sobre las mejores opciones. Por ejemplo, en qué postura realizar el parto. Si bien la costumbre es que la madre esté acostada, muchos cuestionan esta práctica. La psicóloga española Yolanda Martínez escribió en la Revista Natural que “es muy improbable que una madre, con libertad de movimientos, elija tumbarse sobre la espalda en una fase avanzada del parto”. La profesional explica que “al mantener la pelvis vertical, la gravedad y el peso de la criatura sobre el cuello del útero, hacen que éste se acorte y se ensanche, facilitando y disminuyendo el tiempo de dilatación”. Por eso se recomiendan otras posturas: estar de pie, en cuclillas, sentada con las piernas abiertas, o apoyar la parte superior del cuerpo sobre una superficie mientras se deja la pelvis colgando e, incluso, entrar en una piscina de agua caliente, si se tiene la opción.

Luego del alumbramiento, su trabajo continúa acompañando a los padres. Los visita en su casa y recuerdan cómo se dio el parto, “para que la experiencia del nacimiento sea integrada en forma positiva”, señala Flavia Previtali.

Según el sitio web Doulas.es, la sociedad actual fue desarticulando las redes de apoyo entre mujeres. “Las madres nos encontramos solas, infantilizadas y, a veces, sin referentes para sentir que es posible transitar cada día hasta el final”, indica la psicoterapeuta argentina Laura Gutman, quien colabora en la formación de doulas en España y creó la Escuela de Capacitación de Crianza en Buenos Aires.

Sheila Kitzinguer -antropóloga, escritora y defensora del parto natural- coincide: “No hace tantos años que las mamás tenían a sus bebés en compañía de las mujeres de su familia, que las ayudaban en el trabajo del parto y la crianza del pequeño”.

Ante la falta de estas madres referentes es que surge la figura de la doula, con el objetivo de “retomar esta red de apoyo entre mujeres y recuperar la realidad de la maternidad como crisis vital en la vida de una mujer”.

Las doulas carecen de formación académica, pero poseen conocimientos sobre la fisiología del embarazo, el parto y el puerperio, así como sobre puericultura, lactancia y educación prenatal.

En Estados Unidos aparecieron en la década de 1960 y en Brasil ya están incorporadas al sistema de salud. En Holanda, el 50% de los partos tienen lugar en los propios hogares de las mujeres.

En Uruguay, existen formalmente desde el 2006, año en que se comenzó a dar cursos de formación. Las doulas pueden trabajar de forma independiente, contratadas directamente por la familia, o pertenecer a programas hospitalarios. En nuestro país, la ley 17.386 establece que toda mujer “durante el tiempo que dura el trabajo de parto, incluyendo el momento del nacimiento tendrá derecho a estar acompañada”. Puede elegir a una persona de su confianza pero, de no tenerla, debe poder contar con alguien “especialmente entrenado para darle apoyo emocional”.

La eficacia de las doulas ya fue comprobada científicamente, según se comprueba en el libro “Mimando a la madre. Cómo una doula puede ayudarte a tener un nacimiento más corto, fácil y sano”. Los partos son más cortos, las mujeres piden menos la anestesia epidural, se usa menos la técnica de fórceps, así como la oxitocina sintética y los analgésicos, se reducen la cantidad de cesáreas, se mejora el vínculo padres-bebé y se registran menos problemas durante la lactancia y menos depresión postparto.

La Organización Mundial de la Salud recomienda proveer de doulas en los centros de salud, ya que -sostiene- “los padres no siempre son la compañía adecuada para apoyar a sus parejas, y ellos también pueden beneficiarse de recibir un apoyo adecuado”.

Fuentes:
www.doulas.es
www.institutoperinatal.org.uy
www.mamasalnacimiento.com
“Mimando a la madre. Cómo una doula puede ayudarte a tener un nacimiento más corto, fácil y sano” (1993). Por Kennel, Klaus y Kennel.
Ley N° 17.386: Acompañamiento en el parto.

Agradecimientos:
Flavia Previtali, directora del Instituto Perinatal del Uruguay

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