Publicado en el portal australiano Latinhub, el 30 de enero de 2012.
Cayó la noche en Montevideo y llegó el Carnaval. El más largo del mundo, como le dicen, ya que comienza a fines de enero y termina bien entrado el mes de marzo.
La noche del viernes 27 de enero el Carnaval se trasladó a 18 de Julio, la Avenida más importante del Centro de la capital. Veinticinco murgas, seis grupos de parodistas, cuatro de humoristas, seis revistas y seis sociedades de negros y lubolos -además de varios conjuntos que no participan en el concurso oficial, y las recién elegidas Reinas del Carnaval- desfilaron para miles de uruguayos y cientos de cámaras fotográficas, además de un jurado que eligió a los mejores.
La Mojigata y Metele que son pasteles compartieron el primer premio en categoría Murgas; en su debut, Aristophanes se destacó en Parodistas; Los Choby’s en Humoristas; Escándalo en Revista y Yambo Kenia en Sociedad de negros y lubolos.
Cada grupo iniciaba su pasada con las banderas de las empresas que los auspician, llevadas generalmente por sus colaboradores, y detrás aparecían los artistas: las murgas regalaban estrofas al público, los parodistas sus bailes, los humoristas algún sketch, las revistas sus coreografías y los negros y lubolos el sonido de sus tambores.
Todos muy aplaudidos pero solo algunos ovacionados. Es que el Carnaval -o mejor dicho, los carnavaleros- tienen sus favoritos y les son fieles, muchas veces, sin importar demasiado el espectáculo que brinden cada año.
Agarrate Catalina se consagró siendo una murga joven, cuando en su segundo año en el concurso oficial se quedó con el primer premio. Hoy en día no se discute que es una de las favoritas y, al comienzo del carnaval, es sabido que será de las murgas con más presentaciones en los tablados. Otras murgas consagradas, muy aplaudidas y siempre esperadas son, por ejemplo, Diablos Verdes, A contramano, Falta y Resto, y Curtidores de Hongos, que acaba de cumplir 100 años de vida.
En la categoría Parodistas, aunque todos los conjuntos se caracterizan por tener hinchadas femeninas adolescentes, Zíngaros se destaca.
Las Sociedades de negros y lubolos son un capítulo aparte -de hecho, tendrán su propia fiesta dentro de 15 días, en el Barrio Sur y Palermo, cuando se realice el Desfile de Llamadas-. Decenas de tambores, en filas, precisos e idénticos en sus movimientos y en los sonidos del chico, del repique y del piano; hasta sesenta integrantes en escena, con bailarinas y vedettes destacadas. Mientras los negros y lubolos dan su espectáculo, el público se suma, a ritmo de candombe: desde niñas hasta mujeres grandes se ponen de pie para bailar, sin importar el virtuosismo de sus movimientos o la belleza estereotipada.
Mientras tanto, los niños disfrutan a su manera: años atrás solían usar caretas y antifaces, ahora se entretienen tirando espuma y papel picado.
Los directores de murga, guitarra en mano, reúnen a sus compañeros frente a un puñado del público y entonan los versos de su saludo, o quizá su retirada. Una vez recibido el aplauso, se desarman para seguir desfilando, al tiempo que la batería -bombo, platillo y redoblante- se hace cargo del espectáculo musical, mientras los murguistas saludan al público y dejan como recuerdo un poco de brillantina en los rostros de quienes se acercan por un beso, o una foto.
Ya pasado el desfile, desde este fin de semana los conjuntos muestran sus espectáculos en los tablados barriales y en el Teatro de Verano, conocido como “El Templo de Dios Momo”, el Dios del Carnaval, donde se realiza el concurso oficial. Humoradas, parodias, coreografías, chistes y críticas: la sensibilidad de cada carnavalero se verá en sus actuaciones. Es que el desfile inaugural es como una breve sinopsis del carnaval.
No hay comentarios:
Publicar un comentario